Taschen, Taschen (III): El espejo mágico de M. C. Escher

Cuando en la reseña de un libro leo cosas como que esta es una obra imprescindible para comprender…, mi primer pensamiento es que quieren darme gato por liebre y que el libro es uno más de tantos que tratan un mismo tema e intentan hacerse un hueco en el proceloso mundo de lo que quiera que trate, o más bien lo que quiere es dejar un hueco en mi cartera. Pero el caso que nos ocupa no es así. Evidentemente, no es así si quieres conocer, o sientes inquietud, por las composiciones de Escher y te pica el gusanillo, no solo para entender e interpretarlas, sino incluso para saber cómo fueron compuestas.

Si ese es el caso, pues sí, este libro es imprescindible. Y que conste que yo no quiero venderte nada, ni tengo acciones en Taschen, ni me pagan por escribir esto, ni siquiera me importa un ardite (joer, qué culto que soy) si lo compras o no.

Pero lo cierto es que el libro trata, en primer lugar, de la vida de Escher. Es decir, el primer capítulo nos hace una somera composición de su biografía, sin entrar en muchos detalles, pero dándonos las pinceladas necesarias para entender al hombre e intuir cómo empezó todo en su labor artística.

Y de paso, cosa que me mola un montón, les da un buen repaso a los críticos de arte, un repaso con mano suave, pero apretando en la herida hasta hacer sangre y salpicarla por todos lados.

¿De dónde sale este libro? Pues el autor, Bruno Ernst, mantuvo una serie de charlas con el Escher unos meses antes de morir (Escher, no Bruno). Ojo, no es que se supiera que el artista estuviera en las últimas, o al menos el libro no lo indica así, sino que fue una mera coincidencia. Básicamente, el autor le escribió una carta, Escher lo invitó a su casa, y el resultado es este libro, revisado por el propio Escher en la medida en que pudo hacerlo.

A continuación, describe las etapas de la obra de Escher, que viene a ser algo así como destriparlo y volver a componerlo. Sigue describiendo y explicando la composición de algunos de sus trabajos, mostrando bocetos y procesos de composición.

Una cosa que me ha dejado todo loco, aparte de que ahora entiendo e interpreto mucho mejor algunos de los dibujos de Escher, es que el hombre no se cortaba un pelo en hacer recortables de papel, o lo que tocara, recomponerlos y luego volver a dibujar el resultado, como es el caso de la figura del dragón o de las tres esferas, que no son esferas y que me han dejado con el culo completamente torcido, igual que en el caso del dragón que se muerde su propia cola. Pero para entender estos dos grabados, hay que observar los bocetos, y es una de las cosas que vienen explicadas en el libro. 

Pero eso no le quita ni un ápice de valor a los trabajos de Escher; más bien lo que hacen es forzarnos a comprender lo difícil que resulta crear una obra así, aparte de presentarnos (y explicarnos) toda una serie de detalles que quizás no hubiéramos notado por nosotros mismos.

También es cierto que el libro termina siendo un poco prolijo y pesado de más si lo único que quieres es disfrutar la obra del autor, pues a veces peca de introducirse en demasiados tecnicismos que realmente no aportan nada más que explicar el proceso de composición de cada grabado tratado que, repito, no es fácil.

La lectura de este libro me llevó a intentar encontrar algo con la obra completa de Escher, y no solo lo encontré, sino también a muy buen precio, ya que, siendo holandés, y residiendo yo en este país, es bastante fácil encontrar gente deshaciéndose de sus libros por falta de espacio o por lo que sea. 

Por lo tanto, conseguí a precio de derribo M. C. Escher. His life and complete graphic work, que es todavía más tochaco, amplia la biografía del autor, y contiene su catálogo completo… en blanco y negro y con varias fotografías en una misma página. No es el mejor libro para disfrutar a Escher, pero al menos lo tiene todo, o esa es la intención.

De hecho, si queréis disfrutar de imágenes de mayor calidad, el libro de Taschen que describo aquí resulta bastante mejor.